El pensamiento visual, o las artes en este caso, han sido objeto de múltiples calificativos como el de ser consideradas como simples instrumentos de placer o adorno para la sociedad. Asimismo, aún siguen siendo "tratadas como si fuesen ante todo recreativas e inferiores intelectualmente" (1972: 5) según lo planteado por Kepes en su obra. Y esta situación, en nuestra realidad, es evidente, puesto que la gente suele pensar que las carreras que se relacionan con las artes tienen un valor menos significativo e intelectual con respecto a las que se ven involucrados con las ciencias. Es verdaderamente una pena y una injusticia pensar que las artes son menos importantes en su rol social, que estas no tienen futuro laboral y que solo son realizados por individuos que no saben lo que quieren de la vida u otros prejuicios.
De esta manera, un primer ejemplo se encuentra relacionado a que, como se mencionó anteriormente, en las escuelas y universidades de hoy en día existe una extremada preferencia hacia cursos que son sistemáticos y nemotécnicos que buscan predisponer a las personas a seguir un solo camino sin preguntarse ¿Por qué?; en pocas palabras, la domesticación del hombre al que hace énfasis Sloterdijk en su obra "Normas para el parque humano". Dentro de ello podemos encontrar cursos de números, ciencias, etc., mientras que otros cursos como arte son prácticamente subestimados al no darles la suficiente importancia en los horarios escolares, lo cual no permite un mayor desarrollo del individuo en su espacio creativo.
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